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Monday, October 02, 2006

La identidad no gana campeonatos

Mi opinión
Junio de 2005

¿Nacional ganó porque recobró su identidad? Falacia total. ¿Colombia tuvo un respiro en las Eliminatorias porque retomó sus “raíces”? Gran mentira de los próceres del fútbol criollo y de sus defensores acérrimos.

En 2002 (durante la realización del Mundial de Corea y Japón) leí una columna de Hugo Gallego en la que, textualmente, decía que “Brasil será grande cuando recupere la memoria... Jugando como su historia le exige huirá definitivamente de los fantasmas que por su ignorancia (traicionar su identidad) (sic.) lo persiguen y no lo dejan dormir hace mucho rato”. Qué pena con el señor Gallego (y perdón por no haberlo refutado antes), y con todos lo que creen ciegamente que un equipo sólo puede ganar si clona lo hecho en épocas pasadas, pero Dunga (el jugador menos “brasilero” que capitaneó a su conjunto en el Mundial de Estados Unidos) comandó la ruptura de la sequía de 24 años, cosa que no consiguieron equipos “realmente” brasileros. Seguramente, el equipo menos brasilero de todos los tiempos.

Creo firmemente, y estoy en capacidad de citar varios casos de ejemplo, que lo que define el éxito o el fracaso de un equipo es la aplicación de un esquema adecuado para los jugadores que se tiene a disposición o que se seleccionaron. Si tengo un buen cabeceador y dos excelentes jugadores de ralla (laterales, wings, según el caso) ¿debo negar la posibilidad de basar mi ataque en el juego aéreo porque “esa no es nuestra identidad”?

De igual forma, si Noruega o Suecia llegaran a convocar a su seleccionado nacional a dos centrodelanteros de 1:70 de estatura sería demasiado absurdo continuar con su idea de buscar los cabezazos como método de gol básico (a menos que tengan una saltabilidad, tiempo y distancia pese a no ser altos).

Nacional ganó este semestre, y llegó a la final contra Junior, con tres defensores y no los cuatro que señalaban sus éxitos de finales de los 80 y 90 (y, por analogía, el esquema que representaba su “identidad”). El tema se presta para ahondar en ejemplos pero no quiero alargar mi crítica. Lo único que me falta por decir ahora es que los jugadores de hoy no deben encerrados en la historia, puede servir como referente pero nunca como medidor invariable. En una próxima columna ampliaré mi forma de ver el balompié.

Dilo- Junio de 2005

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