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Saturday, December 24, 2011

"La navidad es una excusa para tomar y comer sin pensar en los pecados", Paula Femenía


- ¿Qué hacés?

- Nada, tengo que vestirme y ponerme medianamente linda para navidad… y no tengo ganas.

- ¿Qué pensás de la navidad?

- Que es una excusa de los religiosos para tomar y comer sin pensar en sus pecados.

-Genial, sabía que ibas a salir con algo así.

- El pecado de la gula: ¡sí señor! O soy muy anti religión o soy muy obvia.

- Pero, ¿te gusta esa excusa de la navidad? ¿También la aprovechás?

- Obvio, todo lo que te sirva de excusa cuando estás borracho o comiste mucho es hermoso.

- ¿Pedís regalos en estas fechas?

- Obvio, para hoy pedí un novio.

- ¿Y creés que te lo traiga hoy?

- No.

- ¿Por qué tan pesimista?

- Porque los milagros no existen.

- ¿Y tu familia sabe que no te gusta la navidad? Al menos, no de la forma "tradicional".

- Sí, sí

- ¿Y qué dicen?

- Jajajaja… ¡me estoy vistiendo! Nada, mis padres son ateos. Para ellos es una excusa para reunirse en familia. Y a mí no me gusta, porque para mí la navidad es triste.

- ¿Por qué triste?

- No sé, a mí me da tristeza.

- ¿Y vos también sos atea?

- Sí.

- ¿Y a quién le pide regalos un ateo hoy?

- A los padres. Después de todo siempre fueron ellos. Por mentirnos de chicos, ahora que nos regalen de grandes.

- ¿Qué les decís a los padres que no les dicen la verdad a sus hijos?

- Nada. Si se pudiera razonar con ateos no habría religión, o algo así dijo creo que Einstein.

- ¿Cuando veías a Santa pequeña qué pensabas?

- Jajaja. No me acuerdo pero jamás me trajo mi máquina de hacer helado.

- ¿Se la pedías? ¿A quién le pedías regalos pequeña?

- Todos los años a Papá Noel. Mis papás me educaron siendo yo católica porque fui a un colegio católico, hasta que descubrí yo sola en lo que creo.

- ¿Y en qué creés?

- En lo que veo.

- ¿Compraste regalos para tu familia hoy?

- No, jajaja.

- ¿Qué más querés que la gente sepa de lo que pensás de la navidad?

- Me estoy pintando las uñas, jajaja. Emm… nada. Que sean felices sin necesidad de buscar acontecimientos religiosos.

Sunday, September 25, 2011

Recuerdos no vividos

Recuerdos construidos por situaciones no vividas. Evoco el no pasó, lo ubico en el podría haber sido y predigo el será ahora o pronto: cierto grado de anormalidad eclipsa la capacidad reflexiva que pueda encontrarse en mi ser. Pienso, miento: no pienso… imagino, creo ideas y las registro cual realidad en nuestras vidas: ¡qué atrevimiento!

La fuerza de lo deseado es mayor a la de cualquier vestigio de recuerdos almacenados, el verte contiene un grado tal de deseo que no importan los esquemas. ¿Cómo podría pensar que estás lejos si te siento en mí desde esa primera mirada?

A. G.

Monday, August 08, 2011

Ideas absurdas

Estaban las ideas en el aire, esperando a ser usadas. Una quería existir y yo se lo permití. En ese silencioso estado, con evidente ausencia de inspiración, esa idea, carente de profundidad y brillantez, sobrevivió al letargo creativo que caracterizó esos meses de mi vida.

Esa idea, vacía y atrevida, irrumpió con tal fortaleza que las demás prefirieron ocultarse hasta desvanecerse en leves intenciones fallidas. Lo reconozco: me dejé impactar ante la vehemencia de la pequeñez con ínfulas de grandeza. Debí escuchar más allá del silencio cortado por una intrépida y absurda ocurrencia.

Por eso, y sólo por eso, soy yo el responsable absoluto de semejante tontería. No culpen a la idea: ella actuó conforme a su naturaleza y en mí encontró a su más irreflexivo intérprete.

Dilo.

Sunday, July 24, 2011

Charlando con Paula Femenía


- Volví, estaba preparando un trago, jajaja.
- ¿Licor?
- Ron, como lo que toma Jack Sparrow.
- Sí, acá también se toma ron. ¿Por qué tomás? ¿Tomás siempre?
- No sé. Compramos con mi hermano, ahora viene una amiga y nos ponemos todos felices.
- ¿Ponerse feliz es tomar licor?
- Síííí, jajaja. Ron.
- ¿La felicidad de tu vida se resume en tomar licor, drogarte?
- No, no soy alcohólica ni drogadicta.
- ¿Qué es la felicidad para vos? ¿En qué momentos se representa?
- La felicidad son pequeños momentos de la vida en donde no hay nada malo en tu cabeza. Es cuando reís y no pensás en nada más que eso que te causó gracia. Pero dura poquito.
- ¿Y eso sólo ves cuando tomás licor?
- Nooo, jajajajajaja. Es una forma de decir, porque cuando tomás todo te causa risa y lo malo es como que no le das mucha importancia, pero es una felicidad falsa.
- Ok, o sea que no es la felicidad.
- No, es falsa.
- O sea que no serás feliz por tomar ron, según lo que decís.
- No, voy a estar alegre porque voy a estar bajo los efectos del alcohol.
- Pero me dijiste que no es real, es sólo un efecto pero pasajero.
- Jajajaja, sí. Es alegría falsa, pero en fin es alegría.
- Si es falsa no es alegría. De hecho podría ser tristeza. La risa en ocasiones es la más clara muestra de vacío.
- Bueno, pero me río. Basta… me gusta el alcohol.
- Eso veo, lo defendés como a tu madre.
- A mi mamá no la defiendo, jajajajaja.
- Por eso, reemplazaste tu figura de madre por otras cosas.
- No me psicoanalicés. Ahora cuando esté alcoholizada te hablo y me contás qué te dije.

Sunday, June 05, 2011

No hables para que el encanto viva

¿Qué tienes? No podría describirlo sin conocerte. Quizás ese sea el encanto que encierras: a veces lo conocido se vuelve predecible y carente del imán que tú posees ante mis ojos. Tus ojos alcanzan a expresar más que las palabras que nunca he oído de ti; la expresión no se mide por el número de citas verbales que alguien diga, que, en múltiples ocasiones, producen un ruido que aturde el alma.

Tus ojos pueden romper esa barrera: no hace falta que pronuncies palabra para dejar en el aire la idea de tu ser.No me importaría tomar el riesgo de conocerte y comprobar que mi intuición sigue acertando en sus apreciaciones.

Wednesday, June 01, 2011

El triunfo también es "pasajero"

Un nuevo bus de la victoria pasó a recoger pasajeros, por más que estuviera lleno. Ella, la última en montarse, no tiene idea de cómo se llaman los jugadores de ese equipo por el que siente pasión excepto del que más escucha en los medios de comunicación. Sólo sabe que juegan bien: bueno, eso cree, porque nunca ha visto ni un partido completo en su vida. Ok, seamos claros: la chica no tiene idea de fútbol y nunca ha ido al estadio; no sabe las posiciones dentro de una cancha, pues ni ve la liga colombiana por televisión; no conoce de estrategias ni módulos tácticos; ni tiene elementos para juzgar como bueno o malo, técnicamente hablando, a un futbolista. Sólo sabe que el Barcelona es el ganador y es al que hay que unirse, por eso ya se montó en el bus de la victoria.

Yo la vi gritar, con una euforia que no he visto ni en el más afiebrado seguidor del equipo culé. La leí, leí cada línea en sus status de facebook de esta semana: “Messi es el más grande”, con una convicción que hasta haría ver gigante en estatura al argentino. Si no supiera que desconoce hasta la nacionalidad de Lionel pensaría que se trataba de una expresión al aire posterior a un análisis medianamente profundo. Pero no, ella no había visto ningún partido de Lio, hasta la final de la Champions 2011 ante el Manchester United. Cuando escribía y cuando gritaba no tenía idea de que la zurda es la pierna más hábil de Messi y, aunque no lo he hablado con ella luego del partido, estoy casi seguro de que sigue sin saberlo. Hoy lo vio en la final, pero no sé qué tanto haya aprendido en 90 minutos sobre perfiles.

¿Y qué se puede decir de él? Pues, sencillamente que siente como propios los triunfos de once seres que jamás lo determinarán y hasta considera tener motivos de sobra para burlarse del derrotado, como si el ganar de ellos lo hiciera más grande a él y como si ganar fuera el único verbo que ese conjunto conjugara en su historia. Tal vez, supongo, no sabe que “su” equipo apenas probó el triunfo europeo en 1992. Sí, no ha ganado siempre y, obviamente, sus triunfos finalizarán cuando él aún viva para observarlo.

Probablemente, pienso, tiene la convicción de que hay ganadores eternos. Si ya lo sabe le refresco la memoria, o puede estar muy joven como para haber disfrutado de otros tiempos de buen fútbol, representado en otros actores uniformados de forma distinta a los actuales astros: entre muchos otros carros con pasajeros, ese Milan de finales de los 80 y los 90, ese mismo equipo que superó ampliamente al propio Barcelona por cuatro goles a cero, con goles de Daniele Massaro (2), Dejan Savicevic y Marcel Desailly en la final de la temporada 94/95. Claro, eran otros artistas admirados por los pasajeros de otro bus: parte de la dinámica histórica que cambia de vías sin freno y que nutre al fuerte negocio de lo masificado.

Ella y él, juntos o cada cual por su lado, se mostrarán orgullosos de tener un puesto dentro del tumulto: algo similar a la tendencia de buscar “ser distinto” y terminar pareciéndose a casi todos, claramente viable si muchos se ponen de acuerdo en que tienen que ser distintos.

Otros buses aguardan en el paradero del futuro y no es necesario tener dones de prestigiditador para prever que nuevos pasajeros harán fila para ingresar. Aunque esos vehículos tienen una ventaja: no te excluyen así ignores por qué estás ahí.

Wednesday, April 27, 2011

FÚTBOL, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

POR: DIEGO LONDOÑO GALEANO

¿Cuáles elementos son de evidente necesidad pedagógica?

‎”…Lo primero que se inculca a esa colectividad es que en aquello que se trae entre manos no se juega la vida, no es trascendental, definitivo. Con respecto al espectáculo deportivo, ésta es la primera acción educadora e informadora que es menester introducir. No es cuestión de vida o muerte. Se gane o se pierda, en realidad no pasa nada. Partiendo de esa convicción, los términos imperantes en la respiración de la masa, pueden apartarse de los primitivismos agresivos…” (Muñoz Ceballos, 2005).

A veces exageramos la trascendencia de un partido de fútbol, como si fuera la vida misma. Nada más alejado de la realidad. Es indudable que los medios de comunicación se ven favorecidos de esa dramatización del espectáculo, de esa hipérbole de la contienda deportiva: si el partido es “de vida o muerte”, frase repetida hasta la saciedad como si se tratara de una realidad irrefutable, es lógico que sea casi una obligación estar pendiente de su resolución, de ver ese partido como si se tratara de un hecho trascendental para el futuro de la humanidad. El efecto producido en muchos de los lectores, oyentes, televidentes o radioescuchas, con su tendencia de identificación simbólica extrema (a un color, a un uniforme característico, a un grupo de jugadores y de compañeros de barra y una maquinaria de idolatría de atletas), es el asumir de manera extrema, tal cual los medios presentaron la información, un simple partido de fútbol.

Ahora el tema de análisis sería: ¿por qué el Comunicador exagera la trascendencia de un compromiso de fútbol? Uno de los escenarios posibles es el no entender que ese reforzamiento a la creencia masificada constituye una de las razones que tiene el fanático para justificar la agresión al simpatizante del equipo contrario y hasta su predisposición a exponer su propia integridad si el resultado no fue favorable a su conjunto (la derrota es equivalente a la muerte, en esa sobrevaloración de un compromiso deportivo).

El otro elemento que puede ubicarlo como autor de la hipérbole, el partido de fútbol, el juego del balompié como elemento de vida o muerte, es aquella exacerbación hecha de manera consciente, voluntaria y con un interés netamente de impacto que represente crecimiento en su fama personal- profesional, o ingresos producto de la captación de una mayor audiencia (o, incluso, fidelización de quienes son su público más o menos habitual): esos aficionados estarán más prestos a escuchar, ver o leer información de tal evento si su idea de trascendencia (vida o muerte en juego) es avivada por el periodista, lo que representará un mayor rating y, por consecuencia, mayores ingresos por conceptos de publicidad: algo lamentable en el análisis, viéndolo desde el punto de quienes favorecen que esos contenidos sean avalados, es que los empresarios poco miran el perjuicio social que trae el patrocinar espacios con esa lógica de enfoque, ignorando la responsabilidad social y pensando exclusivamente, de forma egoísta, en una vitrina masificada para exponer sus productos o servicios.

Rol del periodista en el contexto del fútbol espectáculo:

Un Comunicador sensato en este contexto debe aportar en el entendimiento de la realidad: "…Azuzar a un público hacia las apetencias primitivas del triunfo, es una tarea vulgar que no exige relieve profesional... El informador deportivo no sólo ha de responder a lo que el pueblo pide sino que ha de orientar al pueblo acerca de valores que están latentes en sus aficiones y que quizá no haya descubierto", como enuncia el maestro del periodismo deportivo Wbéimar Muñoz Ceballos. De ahí que un ejercicio profesional de la comunicación en el fútbol deba propender por un mejor entendimiento del juego, aportando elementos útiles para la sociedad.

El ensayista colombiano William Ospina habla de la imposibilidad de catalogar como educativo a un aspecto condicionado por lo comercial. En el tema de los medios de comunicación la lógica del mercado implica que se ofrecerán contenidos dañinos si eso garantiza que haya una retribución económica en ello. Es decir, si un programa tiene contenidos terribles pero una buena audiencia y, por ende, buenas posibilidades de venta de pauta publicitaria, los directivos del medio, en una buena parte de los casos, no dudarán en ponerlo al aire.

Esa marcada predilección hacia lo monetario exige aún mayor compromiso social de quienes tienen la labor de informar. En la cuestión específica de la violencia entre los aficionados al fútbol la dramatización del encuentro futbolístico, uno de los aspectos que más incentivan el éxito económico de dicho producto, se convierte en un detonante significativo. El periodista, quien ejerce un considerable grado de influencia sobre la opinión pública, debería marcar una distancia de esos intereses mercantilistas y propiciar una afición crítica: al final del partido, al final del torneo, se gane o se pierda la realidad no se altera.

Así como es un error suponer que todos los encuentros violentos tienen la lógica de la influencia mediática, admitiendo que tampoco es un aspecto de menor valía, también lo es pensar que las únicas agresiones relacionadas con hinchas de fútbol son aquellas que ocurren dentro de los estadios o en zonas cercanas. En esa vía, sería un avance reconocer dos aspectos que suelen ser desmentidos por los medios: no entender como delincuentes disfrazados de hinchas, sino como hinchas que agreden, y no entenderse como pocos, sino como un grupo considerable de individuos que, por múltiples razones, exceden su afiliación con determinado colectivo.

Si partimos de ese precepto de que toda la violencia en el fútbol es producto de agentes externos, como efectivamente ocurre en varios casos, estamos excluyéndonos de la posibilidad de aportar desde nuestro ejercicio responsable de la profesión. Tenemos el poder de aportar en la generación de aficionados críticos, reflexivos, con criterio y respeto por la diferencia. En esos aficionados que piensan que la vida depende de un partido tenemos una labor pedagógica por emprender: la vida propia y la ajena tienen un valor incalculable, nada comparable con la felicidad o tristeza de un resultado futbolístico: algo que no dejará de ser un asunto eventual y dinámico.

“…llevan años yendo al estadio sagradamente, amparan a sus equipos con la compra fiel de las boletas, usan camisas, distintivos, los siguen por buena parte de la geografía nacional, llevan tatuado su nombre y su escudo, cantan y brincan en las graderías sin parar, ¿qué otra cosa pueden ser sino, justamente, hinchas?”. Así se detalla, muy acertadamente, en el diario El Mundo de Medellín, en el especial sobre barras publicado el domingo 10 de abril de 2011.

El fútbol en la sociedad mediática

“Con el fútbol, en particular, los periodistas deben ser muy cuidadosos. Los medios han hecho del deporte un altar de ídolos (algunos con pies de barro). Los deportistas son figuras públicas con alto grado de reconocimiento. Y, algo más complicado, los periodistas han entrado a hacer parte de ese altar. También ellos son figuras, también son seguidos por hordas de aficionados pendientes de sus juicios de valor. Sus conceptos se tornan fácilmente en preceptos indiscutibles. En múltiples ocasiones se llega al extremo de que el hincha prefiere no opinar sobre un tema deportivo hasta no escuchar el punto de vista de su periodista preferido.
…los medios han llevado el deporte hacia varias instancias. Primero era una manifestación lúdica y ahora es una confrontación de orgullos, una empresa de gran magnitud, una muestra de poderío social” (Muñoz Ceballos, 2005).

Se transmite fútbol de manera amplia porque a muchas personas les interesa el fútbol y a muchas personas les interesa el fútbol porque es un deporte que se transmite de manera amplia: en esta dinámica de doble vía los medios de comunicación inciden notablemente en las aficiones de la población. ¿Habría igual afición al fútbol si los medios no le hubieran otorgado tanto espacio durante décadas? Tendríamos que experimentar con una mirada de apoyo a la diversidad deportiva, para encontrarnos con una creciente afición a otras disciplinas que han estado al margen o, al menos, con un cubrimiento mínimo.

“Ahora pueden ver los partidos millones de personas, y no sólo los millares que caben en los estadios. Los hinchas se han multiplicado y se han convertido en posibles consumidores de cuanta cosa quieran vender los manipuladores de imágenes” (Eduardo Galeano, 1995- El fútbol a sol y sombra).

En la sociedad, en la educación y en el deporte (el fútbol para el caso) se nos enseña a ser competitivos, idea que trae consigo algunos aspectos que no se deben pasar por alto: el perder y el ganar, resultados de la competencia, y cómo se asumen esas condiciones. Del afán de ganar (un aspecto natural del humano) surgen transgresiones como la deshonestidad, el irrespeto a la autoridad y el engaño, todas ellas presentes en un espectáculo como el fútbol. El comunicador, en medio de la inmediatez con la que debe digerir y presentar múltiples hechos noticiosos, se convierte en un agente reforzador de ideas que aportan para que la opción de una mirada reflexiva del aficionado sea eliminada o, cuando menos, eclipsada: se justifica al defensor porque su agresión sirvió para que el equipo contrario no anotara y se felicita al delantero que simuló una infracción pues de esa acción surgió la anotación de la victoria: se piensa en el fin y no en el cómo.

El regionalismo y el nacionalismo también aparecen como elementos que condicionan los análisis: el que comete una falta contra el equipo de su región es un criminal, mientras que el del conjunto propio que lo hace tuvo una muestra de hombría y fortaleza, una postura para nada equitativa.

Es obvio que no se trata de eliminar los elementos competitivos que tiene el deporte de manera inherente: la otredad, el encontrarse con otro, es lo que hace viable el deporte. Dentro de esa confrontación, de hecho, se pueden resaltar los asuntos cooperativos inmersos en él, la estructura grupal, la división de funciones, la sinergia en búsqueda de un objetivo común. Dentro de ese grupo que busca el triunfo en lo competitivo se encuentran elementos cooperativos. Es, más que evadir lo competitivo, o satanizarlo de manera evidente, reeducar conceptos dentro de él y cuestionar el cómo como un asunto no secundario: el cómo importa y desde los medios se tiene la oportunidad de guiar esa reflexión.

Otro asunto dentro del tablero es el pensar en los futbolistas como modelos de comportamiento social, como referentes para exponerlos ante nuestros niños y jóvenes: es evidente la necesidad de que su comportamiento sea, efectivamente, motivo de ser replicado y la cuestión a ahondar es quiénes y hasta qué punto lo son. Los padres, educadores y comunicadores, profesionales o empíricos, deben propiciar el análisis crítico de esos seres que circunstancialmente, y por la dinámica misma del negocio, han sido elevados a la categoría de ídolos. Si esa reflexión no se hace o es efectuada sin fundamentos será mayor el daño que el beneficio.

Thursday, April 14, 2011

"Amiga"

Has perdido mucho tiempo buscando la felicidad en un amigo, un novio, un amante... y te has olvidado que la verdad no está afuera de tu ser. Cada ciclo parece el inicio de la misma historia, cuyo final, repetido cual guión repleto de lugares comunes, ya podemos prever. Al llegar a esa fase el vacío es mayor a cuando iniciaste la inútil búsqueda.

Monday, February 14, 2011

Fútbol moderno: ¿grupos nacionales?

El grupo no siempre contiene todos los elementos requeridos para un funcionamiento ideal o cercano al deseado. En el fútbol internacional es cada vez más frecuente la nacionalización de jugadores, estrategia aplicada para llenar esos vacíos que el grupo de deportistas propios no alcanza a colmar. Por citar casos puntuales, Italia ha contado con la llegada a su equipo principal del argentino Mauro Camoranessi y, más recientemente, el brasilero Thiago Motta, quien recibió el aval de la FIFA, luego de participar en las selecciones menores de su país natal. Por su parte, Alemania ha conformado una poderosa delantera con los jugadores polacos Miroslav Klose y Lukas Podolski.

Camaleón de nacionalidad

Adolfo Hitler nunca imaginó que un jugador de raza negra formaría parte de su seleccionado nacional de fútbol. Los asiáticos del pasado no aseguraron que futbolistas brasileros integrarían sus representativos nacionales. Gerald Asamoah no es alemán de nacimiento. Wagner Lopes y Alessandro Santos tampoco vivieron sus primeros días en Japón. ¿Desaparición de fronteras infranqueables o adaptación espontánea de elementos importados? Seguramente la unión de ambas.

Ciudadanos del mundo. Peregrinos del planeta tierra. Nacer en un país no es obstáculo para morir defendiendo los colores del otro. El fútbol no se aleja de los procesos opuestos de xenofobia e inmigración. Suramericanos se convierten en asiáticos y africanos en europeos. El camaleón intercontinental también cambia de color de país a país.

Estados Unidos hace honor a su nombre y en los últimos campeonatos del mundo ha empleado jugadores nacionalizados o de padres extranjeros. El holandés Ernie Stewart, el suizo Jeff Agoos, el sudafricano Roy Wegerle, el alemán Thomas Dooley y el escocés Dominic Kinnear son algunos de los “refuerzos” de otros continentes. El habla hispana que “une estados” tiene representación en Marcelo Balboa, Tab Ramos, Carlos Llamosa, Hugo Pérez, Pablo Mastroeni y Claudio Reyna, quien es hijo de portuguesa y argentino.

Combinados multinacionales luchan unos con otros para comprobar cuál mezcla étnica fue más efectiva. Holanda nutre al fútbol de su país con talentos de sus colonias, principalmente de Paramaribo, Suriname. La historia tiene exitosas incursiones de países europeos en sus colonias como el “francés” Just Fontaine, nacido en Marruecos, o el “portugués” Eusebio, nacido en Mozambique, y Holanda no aparta de ese recurso: Aron Winter, Ruud Gullit, Ulrich Van Gobbel, Edgar Davids, Clarence Seedorf y Patrick Kluivert tienen la sangre del caribe americano y la fama del atleta europeo.

La unión de accidentes y la extracción colonial ha otorgado a Francia una combinación multinacional triunfadora. David Trezeguet, de raíces argentinas, Bixente Lizarazu, quien rechazó al País Vasco pese a haber pertenecido al Athletic de Bilbao, Zinedine Zidane, de ascendencia argelina, y Lillian Thuram, Claude Makelele y Marcel Desailly, nacidos en el continente africano, cantan La Marsellesa como el himno del país que los acogió.

Cambiar de nacionalidad también puede ser el resultado de una trayectoria destacada en un país distinto al natal. Varias naciones cubren debilidades en posiciones que la generación espontánea o el trabajo de base no les otorgó. Perú no guarda rencores e incluye foráneos en su pórtico. Las suspicacias por la goleada 6-0 que les propinó Argentina en el Mundial de 1978 recayeron sobre el arquero Quiroga, argentino de nacimiento, quien recibió media decena de goles y el peso de ser considerado un traidor con su patria adoptiva. El arco peruano, luego de este episodio, continúa recibiendo ayuda de sus vecinas repúblicas. Argentina y Uruguay vieron nacer a Oscar Ibáñez y Julio César Balerio, que luego fueron peruanos, al igual que el brasileño Julinho. Sporting Cristal, Universitario y Sport Boys son los principales sitios de aterrizaje al viaje con tiquete a la “peruanización”. El seleccionado boliviano también recibe la colaboración argentina: Luis Cristaldo, Gustavo Quinteros y Carlos Leonel Trucco se han batido en La Paz como si tuvieran los “glóbulos” de la altura.

Regiones que se independizan de países y zonas que efectúan alianzas y tratados. Fragmentación y unión se conjugan en el actual mundo de contradicciones. Yugoslavia, de la que se desprendieron, entre otros, Serbia y Montenegro (luego naciones separadas), recibió la separación de Croacia y la Unión Soviética se dividió en pequeñas naciones. Estos hechos generan casos de triple nacionalidad como del mediocampista Robert Prosinecki: nacido en Stuttgart, Alemania, criado como yugoslavo y “readoptado” como croata. Prosinecki apareció con Yugoslavia en el Mundial de 1990 y con Croacia en el de 1998.

Desarrollo contrario a la disolución se da con el cambio de sentencias. La concepción de extranjero sufre la transformación a la noción de extracomunitario. Países europeos se unen y se construyen equipos italianos invadidos de franceses y españoles o ingleses conformados por portugueses y alemanes. La dieta comunitaria del Chelsea de Inglaterra llegó a aplicar una receta que incluía al holandés Ed De Goey, los franceses Desailly y Leboef, el español Albert Ferrer, el nigeriano Celestine Babayaro, los italianos Roberto Di Matteo y Gianfranco Zola, el noruego Tore Andre Flo, más el rumano Dan Petrescu, y que llegó a usar un solo ingrediente inglés: Dense Wise. Fruto de esa ley muchos tratan de ser comunitarios y se inventan familiares que nunca existieron. Pasaportes falsos son comunes en la moda de querer ser parte de la Comunidad Económica Europea y recibir los beneficios de tener doble nacionalidad.

Grupo vs. grupo: afán de demostrar superioridad

Al constituirse paradigmas de juego exitoso durante cada época histórica, la manera de plantear un grupo de jugadores no sólo influye en sus posturas internas sino que pueden representar un modelo de juego que es amoldado por otros grupos. Allí se evidencia la opción de un grupo de afectar a otros y marcar tendencias que homogenizan cierto período de tiempo.

La relación grupo- grupo en el fútbol tiene un claro componente de rivalidad. La competencia deportiva señala el interés de cada equipo por buscar la victoria y, de hecho, está contemplado en los códigos internacionales: “juega a ganar pero acepta la derrota con dignidad”, como está consignado en el Código 3 del Fair Play- Juego Limpio de la FIFA- Federación Internacional de Fútbol Asociado. Que alguno de los jugadores actúe con intenciones de perder o de no querer ganar es considerado un irrespeto a los demás integrantes del equipo, los rivales y a los aficionados, pocos o muchos, que observan el compromiso en el escenario o a través de los medios de comunicación.

Sin embargo, no significa que no se presenten acontecimientos que rompan ese “deber ser”. Uno de los momentos más polémicos en la historia del fútbol fue la victoria alemana ante los austriacos en el Mundial de España 1982. Ambos equipos clasificaron, eliminando, de paso, a Argelia. Los alemanes requerían de ganar y los austriacos no podían perder por más de un gol: el 1-0, con el desdén de los jugadores para buscar más goles, generó dudas que se confirmarían con las declaraciones de varios de los protagonistas años después, señaló el avance de ganador y perdedor a la segunda fase. En ese caso dos grupos pactaron un resultado que iba en detrimento de los intereses de un tercero.

Los refuerzos: distintos grupos, rendimientos disímiles

El hecho de tener unas aptitudes claras para la práctica deportiva no es un elemento per se para el éxito. En una visión simplista se suele pensar que la inclusión de una individualidad proveniente de otro grupo en el que fue estrella garantizará un rendimiento cercano al anteriormente exhibido. Al establecer este precepto se ignoran aspectos determinantes como el rol específico que cumple ese individuo y las interacciones puntuales que establece, situaciones que, en ambos casos, varían de un grupo a otro.

Muchas figuras rutilantes del balompié han fracasado en su adaptación a alguno o, incluso, a algunos grupos, por razones deportivas o de otra índole: porque los acompañantes no lograban “aprovecharlo” a plenitud o porque se le asignaron funciones que no resaltaban su accionar y/o condiciones extras como el tener dificultades de adaptación a la nueva cultura que redundan en un descenso en el nivel habitual y barreras del idioma (no se hablaría, en el fútbol moderno, del idioma local debido a las conformaciones plurinacionales actuales donde, incluso, se registran presencias de clubes italianos sin italianos en su formación titular).

Contrario a la lógica, el tener unas condiciones envidiables para un grupo distinto al que se pertenece no es, en la totalidad de los casos, un punto favorable para la libertad de elección que, se supondría, tienen todos los jugadores. Si bien para el tema de las transferencias de club a club es una ventaja comparativa frente a otros deportistas el tener a muchos pretendiendo sus servicios, unas mejores opciones de ingreso para los involucrados y propuestas más tentadoras en el plano monetario (con la tendencia global de cosificación del futbolista, fielmente aceptada por los estamentos laborales, los dueños del negocio y los jugadores), el contar con una gran acogida ha sido la razón para la llegada forzosa a otro grupo.

Hablando de la historia de la Copa Mundial de la FIFA se encuentran unos casos de jugadores que han “padecido” por su talento. Uno de los más extremos, y no tan citado en aquella época por las consecuencias que su publicación masiva podría significar, fue el del jugador argentino Luis Monti: luego de llegar a la final del Mundial de Uruguay 30 fue amenazado por trabajadores de Benito Mussolini, quienes le informaron que debía perder esa final ante los charrúas o lo asesinarían a él o a su madre. "En Uruguay me querían matar si ganaba y en Italia me querían fusilar si perdía", fue como describió su dilema años más tarde. El plan era que Monti perdiera esa final, la revancha de los Olímpicos de 1928, fuera odiado por los argentinos y así llegara sin problemas a representar a Italia y jugar el Mundial de 1934. Así fue: Monti llegó a Italia, como lo quería Mussolini, y ganó el certamen orbital siendo una de las más notables figuras.

Futbolistas, ¿por influencia?

Las generalizaciones conducen a juicios de valor errados. Brasil tiene, y ha tenido, equipos de alto vuelo mundial, conjuntos reconocidos tanto a nivel de clubes como de Selección, pero es un error pensar que todos los jugadores de esa nacionalidad conformarán un colectivo superior a grupos provenientes de otros lugares. Por más obvio que suene, es una creencia que ha logrado cierta aceptación y, en muchos casos, no admite discusión por parte de los interlocutores.

Si bien algunas condiciones históricas, el contexto social y el impacto mediático de ese país son puntos que propician una aparición de grupos destacados de esa nacionalidad, individualidades acopladas que construyen colectivos fuertes, sería un error de apreciación pensar que absolutamente todos los equipos brasileros tendrán un rendimiento superlativo.

Desde la misma óptica, es evidente la viabilidad de conformar un gran grupo con individualidades desarrolladas en un entorno no tan favorable. Centrando el análisis en la labor desempeñada por los seleccionadores nacionales, su éxito, en gran medida, se centra en su capacidad de elegir adecuadamente esas individualidades y, con base en sus características, conjugar las virtudes para un fin grupal: no hace falta ser entrenador para saber que esto es posible sin importar el lugar donde nacieron los deportistas.

Liga Deportiva Universitaria de Quito, el equipo más exitoso del continente en el último lustro (en únicamente 3 años -2008-2010: una Copa Libertadores, una Copa Sudamericana, 2 veces la Recopa Sudamericana y una vez subcampeón mundial de clubes, títulos codiciados por los más grandes clubes). Un caso exitoso grupal digno de ser señalado para el tema en mención, teniendo en cuenta el poco éxito histórico del fútbol ecuatoriano.

Procesos de convocatoria exitosos a los seleccionados nacionales absolutos o juveniles han posibilitado que naciones de bajo nivel histórico en el mundo futbolístico encuentren un alto rendimiento en una generación determinada: en algunas ocasiones por una aparición espontánea que no corresponde a un trabajo o proceso de base, en otras por una adecuada selección de los jugadores que no se había dado con otro líder del proceso y en otras por la conjugación armónica de roles, funciones de unas individualidades no tan descollantes por separado: la obtención de una sinergia producto de un trabajo grupal que sobrepasa el nivel de cada elemento aislado.

Recetes con países o casos aislados llenan el fútbol de una pluralidad asombrosa. Christian Vieri pudo ser un jugador del seleccionado autraliano de rugby, pero sus años en el país de los canguros le sirvieron para ser un futbolista italiano con una fortaleza física considerable. John Barnes dejó su natal Jamaica y el reggae de Kingston por el rock and roll de Liverpool y la selección inglesa. Mark Viduka se inclinó por Oceanía cuando tuvo que decidir que el mundo lo conociera como australiano o croata. Robert y Nico Kovak son conocidos por el público futbolístico como croatas, pese a que nacieron en Alemania y jugaron muchos años por el Bayern Munich. Umit Davala, Tayfur Havutcu y Yildiray Basturk nacieron en Alemania pero han representado a sus despreciados históricos de Turquía.

Asamoah figura en la Bundesliga y Emmanuel Olisadebe en el seleccionado polaco, en lugar de permanecer en su natal Nigeria. Dinero, amor, casualidad o interés. Causas variadas para que en el fútbol esté presente el camaleón de nacionalidad.