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Saturday, October 14, 2006

MI DAVID ARENAS

En Serbia le escondió la toalla al entrenador Alfonso Naranjo quien, en pleno baño público, debió salir desnudo para buscar con qué cubrirse. En ese mismo sitio le impactó ver a un ruso mojar sus manos, mojar sus pies, ir al lavamanos a mojarse la cara y salir como si hubiera quedado muy limpio: una especie de baño del gato.

Cuenta que recorrió París en bicicleta y que jugó en un museo su deporte favorito. Hace un año, David Arenas se consagró, con 13 años, como el Maestro Internacional más joven de la historia del ajedrez colombiano. En el Panamericano de Cali igualó en el primer lugar al vencer a su amigo Sebastián Marín y al campeón centroamericano.

A sus 14 años, recuerda que por saber mover el alfil y el caballo lo llevaron a un intercolegiado. Más adelante sabría que jugar es mucho más que mover caballos o peones. En ese torneo los 6 mejores recibirían clases con Jorge Mario Clavijo y David fue sexto. Ese fue el comienzo de su corta y exitosa carrera.

Ha actuado en campeonatos mundiales en Serbia y Francia, donde venció al campeón local, y en Argentina ha disputado el Sudamericano. No pudo estar en el Mundial de Turquía, porque no consiguió patrocinio para su tiquete aéreo.

El año pasado estuvo presente en la final del torneo del Área Metropolitana, todavía con la inquietud de si su performance correspondía a la maestría alcanzada. Algunos que dudaban de su fortaleza ajedrecística debieron reconocer su talento cuando derrotó en línea a los maestros Mauricio Ríos, Johan Echavarría, Mauricio Uribe, Jaime Cuartas y de que igualara con Nelson Gamboa. Perdió el invicto y liderato ante Sergio Barrientos, quien acababa de foguearse en el durísimo nivel europeo durante tres años.

David Arenas se declara hincha del Envigado. ¿Hincha del Envigado? “Sí, no me gustan los equipos grandes”, responde aunque su padre, fanático del Independiente Medellín, asegura que es más rojo que naranja. Su abuela, hincha de Nacional, y su padre, afiebrado seguidor del Poderoso, querían que fuera de sus respectivos equipos pero no han podido evitar que David asista cumplido al Polideportivo Sur.

Arenas aspira ser campeón mundial, desea estudiar Medicina y dice haberle sido fiel a su ex novia Lina (quien vive en Bogotá) y a la programación de Discovery Channel. No le gustan los engaños y por eso el 24 de diciembre de cada año recibe dos regalos: uno en la mañana, por su cumpleaños, y otro en la noche, el traído del Niño Jesús.

Tuesday, October 10, 2006

Ojo con los prejuicios

Una mujer con cuatro piernas descansaba en una hamaca colgada en las playas de Aruba. Con una toalla en su cara, reposaba de manera incógnita.

En el mar, aledaño al Natural Bridge, los turistas europeos escaparon a su guía para observar el fenómeno. Nadie se volvió a interesar en el recorrido planeado. Ella, al sentir la cercanía de una buena cantidad de personas observándola y haciendo conjeturas, retiró su toalla y dejó ver sus dos rostros para incrementar el asombro de los curiosos.

Luego quitó la camiseta que le tapaba la mitad del cuerpo y mató la ilusión: eran dos mujeres.
Creer que con lo que yo sentía alcanzaba para convertir el sentimiento en mutuo fue un mal ejercicio: una mala aplicación de las matemáticas que te enseñan en la primaria.

No dar posibilidad al error por temer al dolor es peor que intentarlo y fallar, pero eso preferiste tú


El dolor causado por la ausencia de quien se quiere es más intenso cuando esa ausencia no es física

Su cuerpo está presente pero sus pensamientos marchan a máxima velocidad, alejándose de mí

El brillo en sus ojos, ese brillo que dio otro sentido a mi vida sólo aparece por momentos, momentos cada vez más remotos

El Atanasio en la radio

Junio de 2005

El jugador tomaba su abdomen, mientras se dirigía hacia el banco de suplentes. “¿Qué le pasa a Congote?”, le preguntó Wbéimar Muñoz Ceballos a su reportero. “Tiene dolor de estómago y está pidiendo un Alka- Seltzer”, respondió el periodista. “Está pidiendo Aspirina”, le corrigió el comentarista. “No, es Alka- Seltzer”, insistía el responsable de cubrir el camerino visitante. Esta discusión se mantuvo durante la transmisión radial, hasta que el comentarista explicó su obsesión en asegurar cuál era el medicamento solicitado por el futbolista, pese a que su interlocutor se hallaba al lado de Congote y él en una cabina a varios metros de distancia. El comentarista Muñoz, fuera del aire, le recordó al reportero que Aspirina los patrocinaba y no era conveniente mencionar otras marcas. Aunque el acetaminofén, principio activo de la Aspirina, es más efectivo en la curación de dolores de cabeza, el factor publicidad suponía una excepción en aquella década de los 70. Posiblemente, la información “correcta” (publicitariamente hablando) era decir que Congote pidió una Aspirina para una gastritis aguda, bajo la hipótesis de que ese era su padecimiento. Sería como rociar gasolina para apagar un incendio, pero es el mandato que traza quien pauta en el espacio radial: verdad que favorezca a la competencia directa o indirecta, es preferible ocultarla.
Jugadores, técnicos y periodistas: convivencia en unión libre en los 70
Adolfo Martínez Ricaurte, actual Director de Deportes de Todelar Medellín, recuerda la influencia que han tenido los criterios emitidos por los locutores deportivos en Medellín. En 1977 el argentino Carlos Salvador Bilardo, Director Técnico del Deportivo Cali, presionaba al árbitro a que finalizara los partidos cuando tenía un resultado favorable. No lo hacía de forma directa pues usaba un arma más efectiva: Bilardo les pedía a los periodistas que les dijeran a sus oyentes que el tiempo había acabado, muchos le hacían caso y el público gritaba para obtener los ansiados últimos tres pitazos. “A veces hasta se trepaba por la malla de seguridad para aumentar la respuesta de la gente”, rememora Martínez. La gramilla y los camerinos reúnen historias de radio, con participantes célebres y otros que no tienen espacio en la memoria colectiva. En esa época los bancos de suplentes eran el asiento de los emergentes y los reporteros y esa cercanía analista-analizados brindaba una experiencia que enriquece la narración de quienes ejercieron el periodismo deportivo en esas condiciones. Cuentan los cronistas que la gramilla del Estadio Atanasio Girardot era invadida por “guerreros de la inmediatez”, reporteros que “peleaban” por ser los primeros en conseguir la declaración de la figura del partido. Quienes cumplían esta función se caracterizaban, en buen número, por su juventud y velocidad. Prácticamente, la pista atlética se trasladaba hacia el terreno verde, no con las cortas pantalonetas características de los años 70 y 80, sino con pantalones o, incluso, con camisa manga larga y corbata.Pero, obviamente, ese acceso estaba restringido hasta el fin de los encuentros. Esa alianza, que facilitaba el trabajo periodístico, se mantuvo hasta que Carlos Pérez, de Caracol, y Mario Duque, de Todelar, interrumpieron un partido con su entrada inoportuna. El tiempo estaba cumplido y los oyentes, desde su casa y desde las graderías del Atanasio, aguardaban el pitazo final. El juez central llevó a su boca el objeto esperado y pitó una falta. Pérez y Duque entraron a la cancha, con cables y micrófonos, pensando que el tiempo de juego se había consumado. La policía también ingresó a la cancha, para evitar una posible agresión a alguno de los 23 presentes en la cancha. Desde ese acontecimiento, la Dimayor (División Mayor del Fútbol Colombiano) prohibió la estadía de los comunicadores en esa zona. Ahora sólo se repiten esas secuencias en las finales de campeonatos, como la de Nacional- Medellín en el primer semestre de 2004, o con la astucia de varios periodistas de radio que se mezclan con los de televisión (quienes sí conservan ese privilegio). Carlos Pérez y Mario Duque protagonizaron otro gracioso inconveniente. En su responsabilidad de “atletas de la información”, y con ayuda de los precarios avances tecnológicos que no les habían otorgado aparatos inalámbricos, tropezaron entre sí y sus cables se desprendieron de los respectivos micrófonos. En el intento de reconectarlos el cable de Todelar quedó con el micrófono de Caracol y viceversa. Al hablar, el de Todelar salió al aire en Caracol y el de Caracol en Todelar.
Para volar la imaginación
En los años 60 Colombia igualaba 4-4 con la Unión Soviética en el Mundial de Chile. “Con Colombia casi perdemos”, era el juego de palabras predilecto por los sudamericanos, empleando las iniciales CCCP (URSS) que adornaban las camisetas soviéticas. El centrocampista Marcos Coll hacía historia venciendo al mejor arquero del mundo Lev Yeshin, La araña negra, con el primer Gol Olímpico (y único, hasta el momento) de los mundiales. Mientras Arica, sede del encuentro, se sorprendía con la recuperación del llamado equipo cafetero en su primera presencia en un torneo orbital, el aire de Medellín era el escenario elegido para magnificar el sufrido empate en la voz de uno de los mejores narradores colombianos de todos los tiempos. Las imágenes del suelo chileno fueron representadas en cielo antioqueño por Jaime Tobión de la Roche. Los habitantes paisas observaron, ese 3 de junio de 1962, una avioneta que sobrevoló la ciudad retransmitiendo el encuentro, con la amplificación del relato de Tobión De La Roche. Tobión mencionó los impronunciables nombres soviéticos pero se caracterizaba por no narrar partidos de Chocó, porque “esos negritos son iguales” y se confundía. Como anécdota ligada a su enredo, trabajando en Radio Visión de Caracol, al lado de Wbéimar Muñoz y Adolfo Martínez, Luis “Lucho” Montufa siempre salía, según su relato, como la estrella del partido cuando tenía algún jugador de color que jugara por su sector pues, tocara quien tocara el balón, Montufa era quien defendía, atacaba y recuperaba.
Para disfrutar los triunfos verdes en los años 90
Un empate fue recordado como el más grande “triunfo” del fútbol colombiano durante los siguientes 27 años. El 4-4 colombo- soviético sólo pudo ser opacado por la conquista del Atlético Nacional de la Copa Libertadores de América. Luego de intentos fallidos del Deportivo Cali de Bilardo y del América de Ochoa Uribe por alcanzarla, el Nacional de Maturana accedía a su primera gran final contra el Olimpia de Paraguay, pero no la podía jugar en Medellín. En ese 1989 el Atanasio Girardot no tenía la capacidad mínima requerida para un juego de esa altura por lo que la fiesta se trasladó a Bogotá. En una de las caravanas Medellín- Bogotá más grandes de la historia, con viaje por carretera de miles de hinchas antioqueños, también se embarcó un joven experimentado del relato. Múnera Eastman ya no era simplemente el Luis Fernando Múnera de sus inicios. En el descenso de Tobión De La Roche surgió “El Paisita”, apodo que patentó con Luis Fernando Posada, “Posadita”. Mientras millones de colombianos observaban el encuentro decisivo con el relato de Édgar Perea por televisión, muchos de los “invitados” de lujo al Estadio Nemesio Camacho “El Campín” pegaban el radio a su oído con la transmisión de Múnera Eastman, al lado de Wbéimar Muñoz. Ya había ganado la batalla por la audiencia en el Atanasio contra Jorge Eliécer Campuzano, teniendo mayor visión futurista en momentos donde la posesión de un walkman era privilegio de pocos. En los años 80 había ubicado, estratégicamente repartidos, a colaboradores con grabadoras a todo volumen que casi obligaban a los oyentes contiguos a apagar su radio y oír al Paisita. En 1989 ya era el líder indiscutido de audiencia local. En algunos juegos del torneo doméstico se oía la voz de Múnera amplificada en el sonido interno del estadio. El encargado de esta labor contribuyó a popularizar la narración pasional del “Paisita”, quien luego tuvo su propia emisora. Nacional igualó el 2-0 en contra que traía de Asunción y se convirtió en el primer club colombiano en ganar la Libertadores, con brillante actuación de René Higuita en los penalties. En la década de los 90 Múnera Eastman sería la voz representativa de muchos de los acontecimientos más importantes del fútbol de Antioquia en su historia. Criticado por algunos, al tener un relato más apto para quienes asisten al estadio, que le reclaman por ser menos descriptivo que el común de sus colegas, logró dejar algunos goles trascendentales unidos con su voz:El gol del “Bendito” Fajardo, con el que Nacional se coronó campeón colombiano en 1991, derrotando al América en la final; la anotación de Carlos Castro, del Independiente Medellín contra Nacional en 1993, que puso a dar la vuelta olímpica más corta del fútbol de nuestro país, hasta que, con radio en oídos y micrófono en mano, “La Gambeta” Estrada maldijo el gol de último minuto de Oswaldo Mackenzie que le dio la estrella al Junior; el cobro de tiro libre de Higuita, batiendo al riverplatense Germán Burgos en la semifinal de la Libertadores 1995, en Medellín, y el penal definitivo convertido por Francisco Foronda, en Buenos Aires; y el cabezazo, en tiempo de descuento, de Luis Carlos Perea, que dejó a River Plate eliminado de la Supercopa de 1996.Los reporteros de los 90 recuerdan perfectamente la pelea de Carlos “El Pibe” Valderrama con Carlos “El Pipe” Uribe y otros compañeros del Deportivo independiente Medellín. La frustración de la derrota, la impotencia de no ser los protagonistas de la ruptura de más de tres décadas sin títulos, llevó a Valderrama a tildar a su equipo de “colegialas”, haciendo la aclaración de que “sólo nos faltó el uniforme y la lonchera”. Los periodistas de radio presenciaron ésta y otras peleas de desahogo en los camerinos del Atanasio, en un Medellín que fue campeón por unos minutos en el 93 y debió esperar hasta 2002 para celebrar sin interrupciones.
Pelea de espacio
La cancelación de la caravana programada para ir de Medellín a Pasto en diciembre de 2002 dejó a muchos hinchas viendo televisión y escuchando radio. Ese fenómeno es la más clara muestra de cómo un medio se une a otro, sin sustituirlo de forma absoluta. Deportivo Independiente Medellín Giraldo Zuluaga (llamado en el bautizo Gustavo, pero con cédula que confirma su rebautizo) fue uno de los afiebrados del DIM que debió permanecer en su casa, donde oyó la narración junto a su perro y mascota Medallo Campeón. “Pese a que fue transmitido por televisión me gusta escucharlo por radio”. Así que, encendió la imagen y le bajó volumen, prendió el sonido y lo puso fuerte. Los 80 fueron la década de la lucha por el “rating de oyentes”. Santiago “Santy” Martínez, actual Concejal de Medellín, y León Machado, cumplían una función esencial en la captación de público. Uno se situaba en Occidental y el otro en Oriental, en la labor de “tribuneros”: rifaban, daban premios, llevaban grupos musicales. El show se trasladaba a las tribunas, algunas veces con agresiones verbales, con intervención de tribuneros de distintas emisoras. La competencia hacía que si un grupo de periodistas pagaba un grupo para que amenizara el juego el otro contrataba uno más costoso y de mayor renombre. La Dimayor prohibió esta práctica por considerarla una forma inapropiada de ganar audiencia: muchos ya no estaban pendientes del rectángulo de juego.El fondo permanece intactoQuienes vivieron esa época consideran que ahora hay más colegaje entre los periodistas de radio, no hay tanto afán de derribar a la competencia por medio de artimañas. Los esquemas no han variado de forma clara, sólo con la intervención de los avances: paso de acetato a cartucheras (una innovación grande en aquel momento, hace 25 años aproximadamente) y, de forma más reciente, el Mini DV y el uso más directo de la computación enfocada a la reproducción, grabación y utilización de efectos sonoros. La calidad del sonido de los celulares no ha permitido una efectiva adaptación de mejorías a la radio deportiva. En la etapa previa al Mundial Chile 1962 la Selección Colombia se preparaba en Bogotá y los periodistas radiales tenían un serio problema para conseguir sus declaraciones: no había grabadoras de pilas y la telefonía no permitía un buen sonido. La solución fue creativa y liderada por Nuevo Mundo, de Caracol, y Nueva Granada, de RCN: llevaban a los jugadores a sus respectivas emisoras y allí los entrevistaban.Leonardo Londoño, líder en cambios en la radio deportiva de Antioquia y Colombia, a mediados de los 70 implementó un libreto para suplir las falencias telefónicas. Lo usual era que, en las notas grabadas por teléfono, la voz del periodista quedara muy baja. Londoño, con su grupo periodístico del Escuadrón Deportivo, repetía la pregunta con la mejoría que implicaba hacerlo directamente con los equipos de la cabina radial. Londoño también fue uno de los impulsores de la vinculación del personaje entrevistado a la pauta publicitaria: “¿a usted le gusta vestir elegante?”, ”sí”, “por eso usa pantalones...”Adolfo Martínez tuvo un problema de confusión similar al de Tobión De La Roche, una “metida de patas” que, en primera instancia pasa desapercibida por los oyentes que no tiene sus ojos vigilando al periodista radial (como sí al televisivo). Martínez quería una nota con el futbolista Zucareli, luego de un encuentro en el que había sido la figura. “Sí, Wbéimar. Estamos con Zucareli”. Zucareli movía de un lado al otro su índice derecho. “Zucareli nos pide un momento”. Zucareli continuaba con le movimiento gestual. “No, Wbéimar. Zucareli no quiere hablar”. Zucarelli tomó el micrónofo y dijo: “lo que quiero decir es que yo no soy Zucareli”.

Monday, October 09, 2006

Intervención del Gobierno en el fútbol colombiano¿Y quién interviene a la FIFA?

4 de abril de 2004

Satanizar una investigación a los manejos del deporte de cada país es semejante a tolerar la corrupción estatal. Señalar como indebida la participación del gobierno en el análisis de las acciones de una federación de fútbol equivale a admitir la exclusión de su función interventora. La acción de inspeccionar el funcionamiento de distintos estamentos, llámese intervención o de cualquier otra forma, no puede omitirse en un Estado que desea sanear su estructura. En la actualidad, el gobierno colombiano indaga en las cuentas bancarias y la contabilidad de la Federación Colombiana de Fútbol y sus ligas y clubes afiliados y verifica si su funcionamiento tiene irregularidades. Ha sido recurrente en los medios de comunicación expresar cierta incertidumbre por una probable desafiliación que generaría esta disposición del Estado, además de la legalidad del procedimiento. La legislación nacional es clara en cuanto al tema y, de acuerdo con el Artículo 60 de la Ley 181 de 1995, Coldeportes es un establecimiento público de orden nacional, lo que traduce que no existe ninguna censura constitucional para que se delegue en esta entidad “la inspección, vigilancia y control sobre los organismos deportivos y demás entidades que conforman el sistema nacional del deporte”. Es decir, la acción no tiene objeción legal, según el Abogado, Especializado en Legislación Deportiva, José Duque, pues “en el artículo 211 se autoriza la delegación presidencial en los representantes legales de entidades descentralizadas y Coldeportes es una de ellas”. Es precisamente la delegación en Coldeportes, por parte del Gobierno, otro punto de crítica de los opositores al análisis gubernamental y por ello es pertinente aclarar que su control está amparado por la ley.La iniciativa del gobierno de Álvaro Uribe Vélez no es novedosa en nuestro país. En el ciclo presidencial de Andrés Pastrana, Coldeportes encontró irregularidades en el manejo de dineros de la Copa América 2001, de la que Colombia fue sede, y multó con 1.000 dólares al entonces Presidente de la Federación Colombiana, Álvaro Fina. ¿Fue esta una intervención estatal? Probablemente. ¿Es una intervención la acción del gobierno de Uribe? Tal vez. Según Álvaro González, Presidente de la Difútbol, División aficionada del fútbol colombiano, una intervención se daría cuando “por un decreto un alcalde, gobernador o presidente nombre los dirigentes para orientar a la federación”, como afirmó en entrevista a Nuevo Estadio. La discusión se ha centrado en evitar el rechazo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado). Existe una fobia a la palabra intervención, pues la FIFA prohibe que sus asociados estén intervenidos por sus respectivos gobiernos. Investigación es el calificativo predilecto para evadir el castigo del poco ecuánime ente regidor del fútbol mundial. La FIFA no tiene quién la intervenga. O la investigue. O ambas. O cualquiera de las dos. Para el caso, no importa. Esta dicotomía entre intervenir e investigar ha aparecido en los debates de otras naciones afiliadas a la FIFA. En 1997, una comisión de diputados del Congreso de Honduras pretendía reformar el Decreto 203- 84, que señalaba la estructura del fútbol local. Los congresistas estaban inconformes con la forma en que se repartían las curules, con 16 puestos al sector amateur, 8 para la Primera División y 2 para la Segunda División. De ese modo, las decisiones trascendentales sobre la generalidad del balompié eran tomadas por los aficionados, en detrimento de los profesionales. El diario hondureño La Prensa, citaba en aquel momento la declaración de una fuente, a la cual protegían su identidad, quien decía que “ojalá que ahora los diputados del amateurismo no interpreten que dicha reforma es una intervención y giren la notificación a la FIFA”. Es como si las decisiones nacionales tuvieran que ser consultadas, con un ¿lo podemos hacer Sr. FIFA, o le disgusta? ¿Y la Federación Internacional a quién debe consultar o solicitar alguna opinión sobre sus normativas? La FIFA, que cataloga de amistosa la ronda eliminatoria de Suramérica, con la autorización para los clubes europeos de liberar a los jugadores convocados dos días antes, no tiene un gobierno que la juzgue. Pese a que en sus estatutos determine, en el Artículo 36- Numeral 5, que para un partido de clasificación de competición internacional, los jugadores seleccionados deben ser liberados con 4 días de antelación, esa ley sólo la utiliza cuando las selecciones europeas se enfrentan. ¿Y es que la Eliminatoria Suramericana no es clasificatoria a una competición internacional, llamada Mundial? Eso es lo que dan a entender con la aplicación discriminatoria de la norma.La FIFA, que suspendió a los clubes y seleccionados de Guatemala de todos los torneos internacionales (meses después levantada de forma provisional), porque el Presidente de la Federación, José Mauricio Caballeros era investigado por la Contraloría de Cuentas de su país, por presunta malversación de fondos, podría hacer lo mismo con Colombia. La FIFA interviene en asuntos de países pero no admite que, en esos países, se intervenga en asuntos de fútbol. No pretendo señalar como culpables, sin derecho a explicación de sus cuentas a los directivos colombianos. Su consciencia y las conclusiones de la “intervención- investigación” tendrán la respuesta a esa inquietud. Lo que no se puede dejar de cuestionar es que la FIFA aminore, con su presión “anti- interventora”, la soberanía nacional.Un jugador de fútbol de Bélgica marcó un precedente, que deja abierta la posibilidad de que los autoritarios y autocráticos organismos sean susceptibles de cambios por agentes externos. El belga Bosman, en diciembre de 1995, en el famoso caso que lleva su nombre, logró afectar los estatutos de la UEFA, Unión Europea de Fútbol Asociado. La UEFA aducía que “una decisión del Tribunal de Justicia sobre la situación de jugadores profesionales podría poner en entredicho a la organización del fútbol en su conjunto”. Precisamente por esa vía, Bosman consiguió cambios drásticos en el régimen de transferencias de jugadores en el Viejo Continente. La UEFA debió acoplar la Ley Bosman a su reglamento y también federaciones de otros deportes debieron hacerlo. Incluso la Federación Alemana de Ajedrez, o Bundesliga de ajedrez, fue desafiada por el Caso Bosman. Aunque los germanos no permitían la inclusión de extranjeros, el capitán del club Duisburgo incluyó tres foráneos en uno de sus enfrentamientos y fue castigado con la pérdida de todos puntos disputados en esa ronda (los de las partidas de los extranjeros y de los elementos alemanes). Después, el Duisburgo se amparó en la Ley Bosman y retó a las férreas barreras federativas. Si las federaciones de países son regidas por un organismo mundial, sería productiva la existencia de un organismo adicional que analizara las actuaciones de las federaciones internaciones, ya no hablando únicamente del caso fútbol, sino extendiendo la cobertura a los demás deportes o disciplinas. Es inaceptable que se quiera imponer una decisión por encima del criterio estatal, que debe propender por el comportamiento diáfano de sus dirigentes y la existencia de una estructura con menos burocracia; con justicia y con la debida utilización de los recursos económicos. No se puede concebir una “supranación” que infunde temor y limita la ejecución de esos fines. Tampoco es aceptable que esa supranación mida con distinta óptica los distintos casos que se le presentan, dando prioridad a los europeos, llevado por la presión del G- 14 (los 14 mejores clubes europeos) que han manifestado su intención de boicotear varios certámenes si sus derechos son superados por los de los seleccionados. ¿Necesitaremos, en Suramérica, de clubes poderosos para que no ser pisoteados? Pues estamos lejos de tener el poder monetario de los euros y seremos esclavos del dictador FIFA. Si hay un Tribunal de la Haya y un Baltazar Garzón, debería haber alguien que juzgara a los burócratas del deporte mundial, que a mayor importancia del cargo, menor exposición a los ojos del juicio. ¿Intervención al fútbol colombiano y desafiliación de la FIFA? No sería lo ideal. Pero, ante las continuas arbitrariedades que comete la organización global, ¿quién interviene a la FIFA?

Tuesday, October 03, 2006

Boca prohibida que incita al pecado

Boca prohibida que incita al pecado. Labios que pecan y limitan a cerrarse. ¿Silencio o escándalo que no se expresa en palabras? La confusión no permite respuesta confiable: ¿amor?, ¿pasión?, ¿amor pasional?

No sé qué pasa en realidad pero, ¿me debería interesar? La atracción es incontrolable, la química hace a un lado a la razón. Pensarás que estoy enloqueciendo y puedes acertar en tu apreciación: las mezclas de sentimientos encontrados suelen iniciar los daños irreversibles en la mente. Si tú eres el reactor de mis enredos no tendré más remedio que ir a ti y resignarme a enloquecer.

Aunque suene a masoquismo extremo o a falta de amor propio lo que me lleva a entregarme a ti sin pensar en lo que voy a perder, la cordura (si algo de ella me queda), es la confianza en mis instintos o, más bien, en mi intuición.

Prefiero chocarme con el pavimento y equivocarme de nuevo. El suelo me conoce y me ha dejado levantar en otras ocasiones. Esa ceguera temporal, esa amnesia intencional, ya me ha enviado a la lona y me ha herido de gravedad: en momentos de alegría por, supuestamente, haber hallado la cúspide, me he visto empujado hacia el abismo.

La caída desde tan alto es más dolorosa pero en cada empujón que recibo me siento más fuerte para volver a la montaña. ¿Contigo me espera otro empujón? Por el momento sólo quiero que me acompañes a escalar y una vez arriba veremos si permanecemos allí o alguien de los dos decide deshacerse del otro.

En tus ojos, esos ojos que dicen cosas sobre mí que creo entender, está señalado el deseo de vivir para luego analizar. ¿Por qué pretender cambiar tu plan? Acepto acompañarte a la aventura, que puede durar un corto tiempo y que mi locura quisiera hacer eterna.

Pensándote muy seguido,

para la musa de inspiración de los últimos meses.

Monday, October 02, 2006

La identidad no gana campeonatos

Mi opinión
Junio de 2005

¿Nacional ganó porque recobró su identidad? Falacia total. ¿Colombia tuvo un respiro en las Eliminatorias porque retomó sus “raíces”? Gran mentira de los próceres del fútbol criollo y de sus defensores acérrimos.

En 2002 (durante la realización del Mundial de Corea y Japón) leí una columna de Hugo Gallego en la que, textualmente, decía que “Brasil será grande cuando recupere la memoria... Jugando como su historia le exige huirá definitivamente de los fantasmas que por su ignorancia (traicionar su identidad) (sic.) lo persiguen y no lo dejan dormir hace mucho rato”. Qué pena con el señor Gallego (y perdón por no haberlo refutado antes), y con todos lo que creen ciegamente que un equipo sólo puede ganar si clona lo hecho en épocas pasadas, pero Dunga (el jugador menos “brasilero” que capitaneó a su conjunto en el Mundial de Estados Unidos) comandó la ruptura de la sequía de 24 años, cosa que no consiguieron equipos “realmente” brasileros. Seguramente, el equipo menos brasilero de todos los tiempos.

Creo firmemente, y estoy en capacidad de citar varios casos de ejemplo, que lo que define el éxito o el fracaso de un equipo es la aplicación de un esquema adecuado para los jugadores que se tiene a disposición o que se seleccionaron. Si tengo un buen cabeceador y dos excelentes jugadores de ralla (laterales, wings, según el caso) ¿debo negar la posibilidad de basar mi ataque en el juego aéreo porque “esa no es nuestra identidad”?

De igual forma, si Noruega o Suecia llegaran a convocar a su seleccionado nacional a dos centrodelanteros de 1:70 de estatura sería demasiado absurdo continuar con su idea de buscar los cabezazos como método de gol básico (a menos que tengan una saltabilidad, tiempo y distancia pese a no ser altos).

Nacional ganó este semestre, y llegó a la final contra Junior, con tres defensores y no los cuatro que señalaban sus éxitos de finales de los 80 y 90 (y, por analogía, el esquema que representaba su “identidad”). El tema se presta para ahondar en ejemplos pero no quiero alargar mi crítica. Lo único que me falta por decir ahora es que los jugadores de hoy no deben encerrados en la historia, puede servir como referente pero nunca como medidor invariable. En una próxima columna ampliaré mi forma de ver el balompié.

Dilo- Junio de 2005