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Wednesday, August 22, 2012

Soñé y ahí estabas

Hoy volví a soñar y te sentí, te lo confieso. No me dijiste “no te quiero”, a diferencia del sueño de la semana anterior: un pequeño avance. Bueno, debe ser porque esta vez no me hablaste. Pero al menos no me miraste con el odio del anterior episodio, podría ser porque ahora no me miraste: te limitaste a estar. Bueno, llegaste al final porque te habías ido a dormir mientras yo hablaba con tus padres de lo mucho que te quería.

Volviste a acercarte a mí, debe ser porque, en medio de tu dormir, escuchaste las cosas que decía a través de una llamada telefónica, a través de un obsoleto aparato. Bueno, no te acercaste en el sentido literal: te sentaste en el sofá al frente mío, aunque seguiste sin mirarme. Puse a dos ancianos a cantarles a tus padres, canciones que no conocía pero que al parecer ellos sí: escuchaba el eco frase a frase a través del teléfono, en otros momentos el canto anticipado y, a continuación, la réplica de los dos cantantes. Al parecer no eran profesionales pero sí me sorprendieron con un repertorio nunca escuchado por mí.

Podría jurar que tus padres lo disfrutaron y te agradezco haber estado ahí, así fuera en un sueño. Bueno, si fue un sueño en realidad nunca estuviste, en esencia no sucedió. Fue un sueño insignificante, o tal vez un material suficiente para que un psicoanalista procediera a elaborar preguntas y conclusiones sobre mi situación actual. Aun así lo escribí con la idea de que así no me mires a los ojos me leas a través de los tuyos. No es necesario que me mires o darte palabras cargadas de afecto, de mi parte basta con que sepas que hasta en mis sueños estás. Bueno, no lo leerás… sigo soñando. 

Saturday, August 04, 2012

Soñar quiero

A esta altura no sé si te importo. Tus acciones luchan por borrar esas palabras que tu boca expresó, que ahora permíteme dejar en el plano de la duda. Pero quiero guardar los lindos recuerdos y que la imagen que almacene de ti sea la de la mujer que me hizo creer de nuevo en el amor. Quiero evocar esas miradas curiosas, cuando ninguno de los dos podía asegurar atraer al otro; esos primeros instantes de un sentir que sería incapaz de traducir acertadamente en palabras.

Pienso conservar ese episodio de la noche cómplice de los dos, el ambiente propicio para que el pensar fuera eclipsado: simplemente sentíamos. No fue necesario besarte para sentir que una parte de ti me pertenecía. Te dije que quería que el tiempo no pasara y así sucedió: para mí aún estoy ahí, contigo, viviendo un sueño mientras el resto duerme y ni sospecha.

Luego, ni dormir quería. En realidad no lo necesitaba porque despierto ya estaba soñando: juntar mis labios con los tuyos me bastaba para perderme de la realidad. Deseo mantener ese sueño, como cada espacio que recorrimos juntos, aquí o allá.

Tienes razón: las cosas no son iguales que antes. Y estamos de acuerdo: cada momento es único y es justo entenderlo. No soy el mismo que soñó con darte y recibir amor de tu parte, ahora simplemente trato de entenderte, de ponerme en tu lugar y encontrar tus motivos, tus razones. Pero sí hay algo que no cambia: sigo soñando, sueño contigo, con completar esa historia que quedó inconclusa para mí.

Wednesday, August 01, 2012

El viaje

Ya viajé, recorrí lugares que mi memoria almacenó con la firmeza de lo emocional, si bien reconozco trayectos que no han llegado a lo planeado. Eso no se reduce a esas incursiones eventuales en avión o en bus, ni a las largas caminadas por las calles sin rumbo definido. Me refiero a distintos asuntos de mi vida que están lejos de lo proyectado. Por favor no malinterpreten lo dicho: no me siento frustrado ni nada parecido, en cuanto hago lo que soñé y soy afortunado al vivir de eso: doy todo de mí y me preparo para ser el mejor sin pasar por encima de nadie. Lo que planteo se reduce a una operación retrospectiva, considerando lo calculado y lo hecho, donde el pasado obtiene una inexorable victoria.

Pero en realidad he ganado mucho más de lo que había planeado. Los amigos que se mantienen con el paso de los años, los que llegan y te marcan de entrada, los que te saludan sin que los conozcas porque han sabido de ti a través de lo que haces o de lo que otros les cuentan: ese es uno de los mayores capitales que puedo darme el lujo de conservar. Aprender a ver las cosas valiosas de cada persona, incluyendo a las que traicionaron mi confianza, a las que hicieron y hacen daño, una perspectiva nada fácil pero que asumo en casi todo. Eso puedo decirlo ahora y no cuando inicié el camino, de mucho ha servido vivir tanto. Gracias a quienes se tomaron unos segundos o minutos en sus llamadas y mensajes, sinceramente valoro mucho sus palabras.