Caminábamos juntos mientras las palabras se negaban a ser pronunciadas. Lo que nuestros pies señalan y nuestros ojos anticipan, una perspectiva compartida, es tan sólo un espejismo: aunque miremos al mismo sitio los ideales de uno y otro nada tienen que ver.
Sólo 6 días antes las miradas no apuntaban al horizonte pero estaban más conectadas: buscando leer el pensamiento encerrado, los ojos querían hacer el papel de intérpretes. Ahora pienso que los míos no saben el abecedario o no leen a la velocidad que piden las actuales circunstancias.
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