El campeón también recibe golpes
Una hepatitis lo alejó dos años de las competencias. Una tuberculosis lo mantuvo otros dos años prácticamente sin actividades físicas, con un estricto tratamiento de año y medio con inyecciones y pastillas. Jugando fútbol recreativo se lesionó y, posteriormente, fue operado de un menisco de su rodilla derecha: tres años en los que debió asistir a los torneos sólo como entrenador y juez.
Más parece el sumario clínico de varios pacientes que la enumeración de tres enfermedades padecidas por el campeón mundial de artes marciales. 14 inconvenientes físicos, contabilizados uno a uno, tiene en su exitosa vida deportiva Bladimir Fernández Lopera. “Así como mi cuerpo se ha enfermado también se ha recuperado”, afirma el padre de Sara, una estudiante de octavo grado en el Colegio Riquelme, cinturón rojo en taekwondo y hapkido y practicante de kickboxing.
Bladimir Fernández, al obtener un dinero por sus buenos resultados en los comienzos de una carrera ascendente, compró una moto para transportarse. Luego de entregarla a los hombres que pretendían robársela, Fernández recibió varios disparos. El más perjudicial de ellos: uno en el brazo derecho que requirió intervención quirúrgica y 8 meses de recuperación.
Su filosofía, extractada de las artes marciales, la superación a sí mismo y el rechazo a la venganza y el odio hacia el otro, ha levantado a Bladimir de las múltiples caídas, ninguna más poderosa que su fuerza interior. En diciembre del año pasado obtenía el título de campeón mundial de artes marciales, certamen en el que superó a judokas, karatecas, entre otros, todos bajo un reglamento unificado.
Ese mismo mes, marcado por la intención de retirarse definitivamente a nivel competitivo, falleció la motivadora de Bladimir: su madre. Sin sufrimiento, de un infarto fulminante, y luego de ver a su hijo coronarse en Argentina, dejó de existir la fanática de Bruce Lee, afición que contagió a Bladimir Fernández Lopera.
Ese espíritu combativo lo llevó a levantarse de la más fuerte caída de su vida y revalidar, en Brasil, su condición de campéon: un ganador no es quien no cae sino quien sabe levantarse.
CS. DILO
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