- ¿Qué hacés?
- Nada, tengo que vestirme y ponerme medianamente linda para navidad… y no tengo ganas.
- ¿Qué pensás de la navidad?
- Que es una excusa de los religiosos para tomar y comer sin pensar en sus pecados.
-Genial, sabía que ibas a salir con algo así.
- El pecado de la gula: ¡sí señor! O soy muy anti religión o soy muy obvia.
- Pero, ¿te gusta esa excusa de la navidad? ¿También la aprovechás?
- Obvio, todo lo que te sirva de excusa cuando estás borracho o comiste mucho es hermoso.
- ¿Pedís regalos en estas fechas?
- Obvio, para hoy pedí un novio.
- ¿Y creés que te lo traiga hoy?
- No.
- ¿Por qué tan pesimista?
- Porque los milagros no existen.
- ¿Y tu familia sabe que no te gusta la navidad? Al menos, no de la forma "tradicional".
- Sí, sí
- ¿Y qué dicen?
- Jajajaja… ¡me estoy vistiendo! Nada, mis padres son ateos. Para ellos es una excusa para reunirse en familia. Y a mí no me gusta, porque para mí la navidad es triste.
- ¿Por qué triste?
- No sé, a mí me da tristeza.
- ¿Y vos también sos atea?
- Sí.
- ¿Y a quién le pide regalos un ateo hoy?
- A los padres. Después de todo siempre fueron ellos. Por mentirnos de chicos, ahora que nos regalen de grandes.
- ¿Qué les decís a los padres que no les dicen la verdad a sus hijos?
- Nada. Si se pudiera razonar con ateos no habría religión, o algo así dijo creo que Einstein.
- ¿Cuando veías a Santa pequeña qué pensabas?
- Jajaja. No me acuerdo pero jamás me trajo mi máquina de hacer helado.
- ¿Se la pedías? ¿A quién le pedías regalos pequeña?
- Todos los años a Papá Noel. Mis papás me educaron siendo yo católica porque fui a un colegio católico, hasta que descubrí yo sola en lo que creo.
- ¿Y en qué creés?
- En lo que veo.
- ¿Compraste regalos para tu familia hoy?
- No, jajaja.
- ¿Qué más querés que la gente sepa de lo que pensás de la navidad?
- Me estoy pintando las uñas, jajaja. Emm… nada. Que sean felices sin necesidad de buscar acontecimientos religiosos.